viernes, 30 de abril de 2010

Orogenia y Movimientos epirogénicos

Una orogenia, es decir, el proceso de formación de una cordillera, está directamente relacionada con la tectónica de placas. Los movimientos que se producen en la corteza como consecuencia de las colisiones entre placas, y que son formadores de montañas, se llaman movimientos orogénicos.

En ellos se pueden originar plegamientos, fallas y abundantes terremotos, debido a que el desplazamiento preferente de las masas rocosas se produce de forma horizontal a causa de la fricción o del choque entre las placas.

Buena parte de los materiales que pasan a formar parte de las cordilleras procede de los océanos: son sedimentos acumulados en las cuencas oceánicas que, cuando estas se cierran, se pliegan debido a la intensa compresión.

La colisión entre las placas puede elevar estos depósitos sedimentarios hasta integrarlos en la futura cordillera. Esta es la razón por la que, en muchas cordilleras, existen fósiles de seres marinos a miles de metros de altitud.


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Además de la intensa compresión provocada por el acercamiento de las placas, en muchas zonas de la Tierra se observan movimientos que no están ligados a colisiones de las masas continentales. Se trata, en realidad, de pequeños ajustes verticales que causan cambios menores en la altitud de determinadas cordilleras o zonas continentales más o menos amplias.

Estos movimientos se llaman epirogénicos o formadores de continentes, y se caracterizan porque el desplazamiento preferente se produce en el plano vertical. Se dan, por ejemplo, por la erosión de una montaña. La pérdida de materiales produce una disminución del peso, con lo que se origina un movimiento de las rocas hacia arriba.

Este hecho se explica según la teoría que indica que los bloques rocosos flotan en la astenosfera, y que se hunden más cuanto más pesan. Si disminuye el peso de un bloque, este asciende hasta que se recupera el equilibrio. Ejemplos de estos movimientos epirogénicos se encuentran en las zonas polares, donde la fusión de los casquetes de hielo produce una descarga del peso de los continentes y favorece su levantamiento.

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